«Yo soy mejor que tù».
Mtra. Danitza Aidé Covarrubias Treviño
Psicologa y Consteladora.
Una de las características que vivimos en esta sociedad actual en nuestras relaciones interpersonales es una frase que se repite constantemente en lo profundo: Yo soy mejor que tú.
Yo manejo mejor que tù, yo tengo más prisa que tù, yo sé más que tú, yo necesito más que tù, mi religión es mejor que la tuya, mi manera de amar es mejor que la tuya…
Esa es la semilla de las pugnas, los accidentes, la guerra, las separaciones, las marginaciones, la esclavitud…
En este México querido, dolido por tanto acontecer, seguimos mirándonos desde el «yo soy mejor que tú». Despreciándonos los unos a los otros. Los ricos a los pobres, los católicos a los ateos, los heterosexuales a homosexuales, unos a otros diciéndonos desde lo profundo «yo soy mejor que tù». Donde no cabemos ambos, donde no nos ponemos de acuerdo, y donde estamos dispuestos a salirnos con la nuestra al precio que sea. Donde mi manera de vivir, de pensar, de actuar es la correcta, y la tuya no. Mi manera es mejor que la tuya.
Hoy, no puedo ser indiferente a los sucesos de Oaxaca, donde el gobierno trata a los ciudadanos asì, en esta visión.
Y siempre que suceden cosas así, me pregunto:
¿Qué me toca hacer a mí?
Y la respuesta sigue siendo la misma. Lo que toque hacer desde mi lugar. Hacerlo con honor, con rectitud. ¿Te toca trabajar? Hazlo dignamente. ¿Te toca ser padre/madre y formar hijos? Hazlo honorablemente, lo mejor que puedas. Y educa para la inclusión, para el amor y el respeto, para la negociación. ¿Te toca recibir una multa? Tómala, si es legal, tómala. Págala. ¿No es justa? Haz lo necesario. Haz lo que te toca, desde el lugar que te toca.
¿Què màs puedo hacer? ser incluyente. Podemos tomar la actitud de sumar propuestas, sumar deseos, donde cabemos todos. Cabemos adultos y niños, cabemos los que quieren chocolate, y los que quieren papas. Caben todas las visiones, todas las maneras. Comprendiendo su historia, su lugar, y tomando el nuestro. Cabemos todos. Sumemos y busquemos el cómo.
Tomemos también, junto con nuestro lugar, nuestro destino, así como aquél niño de Oaxaca que no tiene miedo, pues asume su lugar en este mundo, y se pone al servicio de lo que suceda, tomando su destino.
Agradezcamos con el corazòn a todas esas personas defendiendo desde su lugar los derechos, recibiendo el cañonazo, la punta de pistola. Agradezcamos y demos un lugar en nuestra patria, en nuestro corazòn a nuestros guerreros, a aquellos que se corren el riesgo de perder la vida por defender al país.
Pongámonos al servicio de México, de la vida.