DARLE LUGAR AL PADRE

DARLE LUGAR AL PADRE.

Psic. Consteladora Fam. Danitza Covarrubias Treviño.

Esta ocasión un amigo me retó a escribir en los zapatos de los papás, ya que casi siempre nos dirigimos a las mamás.

No me ha sido sencillo, y no pude lograr aun tal reto, pero me hizo pensar en unas cuantas cosas que deseo compartirles:

– En muchas ocasiones tenemos una rivalidad entre hombres y mujeres, y en todo este tema de “equidad de genero”, creo que ha habido muchos malos entendidos. La actitud de la mujer que por lo general impera es “puedo sin ti, puedo hacerlo todo”. Y ahora con la inseminación artificial, si se nos antoja… hasta engendrar creemos poder hacerlo sin el hombre.

Pero y esto… ¿ Dónde los deja a ellos? ¿Dónde deja a nuestros hijos?

– Otra cosa que me hizo pensar es en esos días del padre en que tantas mujeres-madres solas reciben el “Feliz día del padre», porque les ha tocado hacer los dos papeles. Supongo que se refieren a la parte de la proveeduría, pero ¿realmente hacen los dos papeles?

REFLEXIONES A PARTIR DE ESTOS PUNTOS:

No somos iguales hombres y mujeres, y sí tenemos derecho a muchas cosas que compartimos como seres humanos, como al tener un nombre, a votar, etc., pero hay muchas otras cosas que nos hacen ser diferentes, desde nuestros órganos reproductores, hasta las funciones que la vida nos invita a cumplir.

La mujer, así como su útero, es adentro, receptiva, es nutridora, es cuidadora de la vida. Y así funciona también como madre: abraza y nutre el alma con abrazos y besos, escucha a los hijos, les cuida y mira por su seguridad.

El hombre, así como su semen, es afuera, es impulsor, inyecta y enciende, y así funciona también su paternidad: separa a los hijos de la madre –a la edad adecuada-, los lleva hacia fuera, al trabajo, al parque, los empuja a hacer cosas nuevas, diferentes, y los estimula hacia la actividad.

La madre es vida. El padre es la fuerza para estar en ella.

La madre es abundancia. El padre es autonomía.

Y así, cada uno tiene una función diferente.

Las mujeres jamás podremos llenar el hueco de «papá» en los hijos, porque es un lugar que por más que intentemos ocupar, no podemos abarcar. Es como cuando perdemos un ser querido, es irremplazable. En todo caso podemos amar a más personas, y eso es bálsamo para poder sobrellevar aquello. Más ese lugar tiene un nombre y apellido, y tiene un rostro. No podemos borrarlo, o pretender estar en ese lugar, cuando no nos corresponde.

Que nos quede claro a todos, a hombres y mujeres: el padre es importante. Y lo hace como es: masculino, y como padre. No pretendamos que el padre de nuestros hijos sean madres y cuiden a los hijos, porque su función es proteger. (la diferencia entre ambos lo dejaré al final del artículo). Ni que los hijos se “acostumbren” a vivir sin padre, pues los hijos necesitan a su padre, necesitan su impulso de vida, su fuerza, su mirada.

Démosle un lugar, a nuestro propio padre, haya estado o no, su hueco, o su presencia está, y sobre todo está lo más importante: la vida que nos dio. Sólo ese espermatozoide con ese óvulo de mamá me hizo ser quien soy. Si alguno de esos dos factores hubieran cambiado, no sería yo esta persona. Así que… querer cambiar a mi padre es querer cambiarme a mí mismo. Querer cambiar al padre de nuestros hijos es querer cambiar a nuestros hijos. Y entonces no los amamos como decimos. Y entonces no nos amamos a nosotros mismos.

Tomemos nuestro lugar, como madres, mujeres, y demos el lugar que corresponde a los hombres, a los padres. Así también les damos lugar a nuestros hijos completos, y ellos podrán amarse así, tal cual son, sin rechazar en sí mismos al progenitor excluido o rechazado.

Abracémonos a nosotros mismos, con nuestra mamá y papá integrados.

Abracemos a nuestros hijos, así, con esa parte nuestra y esa parte de nuestro par con quienes los concebimos.

Y dejemos a las madres ser madres, y a los padres ser padres, así como puedan, incluso en su ausencia, démosles el lugar especial de SER gracias a quienes tuvimos a aquellos seres que llenan nuestros días con sus sonrisas y sus lágrimas, sus preguntas y sueños, sus juegos y reniegos, a quienes amamos, y por quienes deseamos ser mejores personas y tener un mejor mundo.

Dejemos en paz a los hombres, y tengamos paz como mujeres.

Sembremos paz en nuestros hijos y en nuestro mundo.

_____________

CUIDAR:
Ocuparse de una persona que requiere de algún tipo de atención o asistencia, estando pendiente de sus necesidades y proporcionándole lo necesario para que esté bien

PROTEGER:
Hacer que una persona no reciba daño, la Constitución protege los derechos de los ciudadanos y una vida digna para todos ellos.

«Pues, ¿hacia dónde debo girar? Hacia la vida, la vida plena, ahora.» Bert Hellinger.

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