LA SOMBRA DE LA MADRE.

Sí, las mujeres, las madres, tenemos una parte sombría. Una de la que debemos aprender a cuidarnos los hijos que devenimos adultos. Una de la que debemos tomar conciencia, para así evitar lastimar a otros.

Ser madre implica demasiado, es extenuante, y arrasa con todo nuestro ser: cada poro, cada célula se entrega al nuevo ser en nuestro vientre. Y cuando nacen, hay una entrega consciente, que no para… dar leche, dormir, bañar, cambiar pañales, escurrimos de agotamiento, y a veces no basta el amor a nuestros hijos.

Qué hace falta para poder lograr tamaña hazaña?

Nutrirnos el alma. Nutrirnos como hijas, como hermanas, como mujeres, como amigas, como profesionistas, espiritualmente. De ahí tomamos fuerza para lograrlo, para poder seguir siendo madres.
Y qué pasa cuando las madres no nos nutrimos?

Generalmente entramos en un síndrome de agotamiento a partir del cual no podemos vincularnos amorosamente con nuestros hijos, y empezamos a cobrarles la factura a ellos, y a la pareja –si tampoco se está en un intercambio acordado respecto a los hijos.

Es importante entonces, para los hijos tambièn, que la mujer logre encontrar tiempo para un masaje, un café con las amigas, una actividad que la haga sentirse realizada, momentos de pareja a solas. Para poder entonces seguir dando, dando, dando, sin cobrar a los hijos este desgaste fuera de sentir culpa, debemos hacerlo! es nuestra obligación para cuidar a nuestros hijos de nuestro agotamiento.

Mujeres: cuídense.
Que el “sacrificio” de ser madres sea un “sagrado oficio” y no un martirizarnos.

Feliz día de ser madres siempre! Siendo felices y recordando ser mujeres!!!!

«El amor del espíritu es una actitud. Acepta todo tal cual es, simplemente porque existe.»
Bert Hellinger.