SER MADRE.. SER MUJER.
Psic. Consteladora Familiar. DANITZA COVARRUBIAS T
En este día quisiera reflexionar con ustedes…
Cuanto olvidamos a la mujer que somos por ser la mamá que queremos ser?
Por buscar cumplir las exigencias. Exigencias de la sociedad, de la pareja, de nuestros padres, de nuestros hijos. Y la peor exigencia: la de nosotros mismas. Y muchas veces nos olvidamos de ser humanas. Humanas en el sentido de que nos equivocamos y humanas en el sentido de tener piedad con nosotras mismas. Cuantas veces estamos desveladas por cuidar a alguno de nuestros hijos enfermos, y aun así nos exigimos la casa ordenada, limpia, completar pendientes de casa y/o de oficina, andar arregladas y de buenas. Y el cuerpo dice basta! Y nos enfermamos para parar.. Pero ni eso nos detiene. Seguimos y luego solemos explotar contra nuestros hijos… O terminamos en un accidente o enfermedad que nos para en seco porque nos obliga al reposo.
Y todo eso son roles. Roles a cumplir. Pero, y quienes somos? Que nos Gusta? Que nos disgusta? Que necesitamos? Sabemos? Nos lo damos? La verdad es que en la mayoría de las veces la respuesta a todo lo anterior es no.
Y como aprenderán nuestros hijos a ser amorosos con el de enfrente, con la mujer, con la mama, con ellos mismos, si nosotras mismas no lo somos?
Y que podemos hacer?
Un alto!
Y replantearnos la vida. qué deseamos y qué no. Qué necesitamos y que podemos hacer para dárnoslo?
En la medida en que nuestras circunstancias nos lo permitan, volvamos un momento los ojos a nosotras mismas, y nutrámonos para poder seguir dándonos. De otra manera terminaremos cobrando a nuestros hijos todo lo que les dimos, y terminaremos vacías.
Recuérdense! Mírense! Quiéranse!
Recordémonos! Mirémonos! Querámonos!
En este día quisiera reflexionar con ustedes…
Cuanto olvidamos a la mujer que somos por ser la mamá que queremos ser?
Por buscar cumplir las exigencias. Exigencias de la sociedad, de la pareja, de nuestros padres, de nuestros hijos. Y la peor exigencia: la de nosotros mismas. Y muchas veces nos olvidamos de ser humanas. Humanas en el sentido de que nos equivocamos y humanas en el sentido de tener piedad con nosotras mismas. Cuantas veces estamos desveladas por cuidar a alguno de nuestros hijos enfermos, y aun así nos exigimos la casa ordenada, limpia, completar pendientes de casa y/o de oficina, andar arregladas y de buenas. Y el cuerpo dice basta! Y nos enfermamos para parar.. Pero ni eso nos detiene. Seguimos y luego solemos explotar contra nuestros hijos… O terminamos en un accidente o enfermedad que nos para en seco porque nos obliga al reposo.
Y todo eso son roles. Roles a cumplir. Pero, y quienes somos? Que nos Gusta? Que nos disgusta? Que necesitamos? Sabemos? Nos lo damos? La verdad es que en la mayoría de las veces la respuesta a todo lo anterior es no.
Y como aprenderán nuestros hijos a ser amorosos con el de enfrente, con la mujer, con la mama, con ellos mismos, si nosotras mismas no lo somos?
Y que podemos hacer?
Un alto!
Y replantearnos la vida. qué deseamos y qué no. Qué necesitamos y que podemos hacer para dárnoslo?
En la medida en que nuestras circunstancias nos lo permitan, volvamos un momento los ojos a nosotras mismas, y nutrámonos para poder seguir dándonos. De otra manera terminaremos cobrando a nuestros hijos todo lo que les dimos, y terminaremos vacías.
Recuérdense! Mírense! Quiéranse!
Recordémonos! Mirémonos! Querámonos!