Psic. Margarita Guerra Paredes.

Cuando acompañamos a nuestros hijos en su formación, con frecuencia encontramos padres que son amigos, otros que son padres y otros que son dictadores.
La línea es muy delgada y con frecuencia podemos fluctuar entre una y otra; tal vez lo más peligroso sea ser barco (amigo) o ser autoritario y perder la posibilidad de ser consciente de esto.

Uno de los principales retos de quien es autoridad es que su actuar sea FORMATIVO, RAZONADO Y JUSTO. Esta es una forma de no caer en la languidez ni en la rigidez y no caer en la prepotencia pero tampoco en la anarquía.

FORMATIVO.- Los sinónimos de esta palabra son: educativo, instructivo, didáctico, instructivo. Es decir, que la forma en que se corrige no sólo genere la conducta deseada, sino que también ayude a tener claridad de las razones y genere autocontrol, reflexión y responsabilidad en los actos de quien se corrige. Por ejemplo si un niño le pega a su hermanito porque le quito un juguete y en seguida llega la mamá a pegarle porque lastimó a su hermano, es probable que el niño no vuelva a pegarle (cuando este mamá) pero no fue formativo porque el niño no obtuvo alternativas para resolver la situación que se le presentó, tampoco tuvo claridad de la razón por la que no debe pegar (a él le pegan).
La sugerencia es que cada consecuencia sea pensada para sea formativa. Es importante que tomes el tiempo necesario para poner la consecuencia, no tiene que ser inmediata a la conducta de tu hijo. Tómate media hora, tranquilízate y actúa desde el pensamiento, no desde el impulso.

RAZONADO.- Se refiere a que como autoridad, se espera que las decisiones que tomes y tus actitudes sean controladas por tu cabeza y no por tus impulsos (miedo o enojo). Difícilmente una autoridad que reacciona visceralmente frente a una conducta, podrá ser respetable y seguramente terminará siendo temida. Por ejemplo: El padre/madre que recibe queja de la maestra porque le tiró el desayuno a un compañero y sin buscar explicación del hijo lo castigan una semana sin llevar lonche.
Las consecuencias que son generadas en el momento de la conducta, con frecuencia nacen en el calor del coraje y la impotencia por la mala conducta, son más bien castigos y esto no ayuda a que prevalezca la razón y a que tu hijo aprenda.
El miedo a generar un «trauma», lleva con frecuencia a minimizar la falta y a justificarla. El miedo a que?… a perder el cariño del hijo, a hacerlo enojar, a que se sienta atacado, a que … muchas razones son las que justifican el estar paralizado o semiparalizado y no generar consecuencias que ayuden a aprender una lección.

JUSTO.- Es complicado discriminar que es justo y qué no lo es. Pero si empleamos las decisiones razonadas es más probable que la conducta como autoridad sea justa. Si como padre/madre de familia analizas tus decisiones y te preguntas:
-¿Estoy decidiendo que se quede dos meses sin ver televisión porque estoy muy enojad@ o porque considero que es formativo para mi hij@?
Es decir, ¿está hablando la razón o la impotencia y la frustración al pensar o al decir la consecuencia?
-La consecuencia que estoy imponiendo, es factible que se realice?, es decir, Puedo supervisar que se siga al pie de la letra? Si tu respuesta es negativa, no pongas esa consecuencia. Si no eres capaz de supervisar que se realice tu figura de autoridad se verá disminuida.

La persona que se asume como autoridad asume también una responsabilidad, la RESPONSABILIDAD DE GUIAR y saber lo que es mejor para el hijo (aunque él/ella, no esté de acuerdo y llore, y aunque no sea COMODO ni FÁCIL para mamá o papá).

CÓMO SABER SI ERES AUTORITARIO?
– Si para ti es más fácil decir, “Porque yo lo mando” y esto te cierra al dialogo y la negociación SIEMPRE.
– Si cuando hablas con tu hijo, éste no sostiene tu mirada y se observa nervioso.
– Cuando con frecuencia buscan a tu pareja o a otra persona para hablar de un tema y te enteras por terceras personas de situaciones.
– Podría llegar a decir mentiras con frecuencia para no tener que decirte la verdad de un solo tirón y de esta forma amortiguar tu reacción.
– Pregúntale a tu hij@ por escrito si te tiene miedo… y aclárale que no te molestarás por su respuesta.

¿COMO SABER SI ERES AMIGO?
– Suelen pegarle a papá/mamá «jugando».
– Su faltas de respeto a otras personas, podrían causarte risa por ser tan «ocurrente».
– Cuando alguien te da una queja de tu hijo, tiendes a justificarlo, minimizarlo o juzgar como exagerado a quien se quejó.
– Procuras darle todo lo que te pide, finalmente para eso tiene padres, para que no sufra las carencias que tu viviste.
– Te molesta sobre-manera que alguien corrija de cualquier forma a tu hijo, porque no tienen idea de lo que el «pobrecito» ha pasado.

Finalmente la mejor información la tiene tu hij@ y son los hij@s los que nos ayudan a transformarnos en mejores padres.

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2 respuestas a “¿Respeto, miedo o demasiada confianza?

    1. Así es David… a veces hasta nos acostumbramos a vivir con miedo, lo hacemos parte de nuestro vivir. Lo ideal es que no sucediera y que también aprendieramos a manejarlo como adultos.

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