Psic. Margarita S. Guerra Paredes.
El proceso de terapia infantil genera que un niño/adolescente este “…más capacitado para enfrentar las numerosas frustraciones de crecer en sus respectivos mundos. Pueden empezar a relacionarse más positivamente con sus iguales y con los adultos que hay en su vida”. Violeta Oaklander
Con frecuencia acuden a psicoterapia niños que están pasando por cambios importantes que les están generando alteraciones en su comportamiento y/o emociones y su forma de expresarlas, en ocasiones es la muerte de un ser querido, cambio de casa o se hace evidente alguna queja que venía presentándose en la escuela acerca de su aprovechamiento y/o conducta, esta y otras razones pueden generar la necesidad de que un especialista en el desarrollo, comportamiento y emociones revise a un pequeño o a un adolescente.
Hay muchas formas de hacer psicoterapia infantil y tratare de abordar generalidades que den la idea de lo que puedes esperar para ti como padre/madre y para tu hijo.
En la primer cita con frecuencia se solicita que no vaya el niño, ya que es la oportunidad que tienen terapeuta y papá/mamá para conocerse y saber datos importantes del niño, de la familia y de lo que se ha venido haciendo para apoyarlo y que no ha sido de mucha ayuda y otros temas importantes. Hay terapeutas que pedirán que el niño espere afuera y al final lo conocerá (aunque esta opción puede generarle ansiedad al niño) y otros realizarán la primer cita estando el niño con los papás y escuchando lo que se habla de él (se necesita mucha maestría por parte del terapeuta para abordar de forma asertiva esta situación y que el niño no se sienta expuesto). La primer cita también es el momento en que papá/mamá se llevan algunas tareas (actividades para agregar o modificar en las rutinas en casa) que ayudarán a lograr el objetivo de terapia.
Las citas posteriores serán con el niño en individual o en grupo, en estos espacios se trabaja con juegos, actividades y se platica acerca de muchos temas. Es importante recalcar que el juego es el medio por el que el terapeuta interactúa con el niño, se gana su confianza y además logra observar conductas y escuchar comentarios que le darán la pauta para trabajar los temas importantes. Es por medio del juego que el niño expresa lo que piensa, siente y lo que teme. También hay espacios para hablar de frente de lo que piensa y de lo que está viviendo. Los niños son versátiles y para algunos terapeutas solo el juego será su herramienta, para otros el juego y hablar será la alternativa.
Los informes o reportes de lo revisado en terapia (de forma verbal y/o escrita) son muy importantes para los padres y para el terapeuta; pasadas algunas citas de trabajo con el niño/adolescente es importante volver a platicar con los padres acerca de las tareas que se llevaron y de lo observado por el terapeuta, ya que podría generar ideas y opciones para realizar en casa. Y no debemos dejar de lado que como padres se genera ansiedad por lo que pasa dentro, por saber lo que el terapeuta ve, escucha, analiza, supone, así que es importante que cómo papá/mamá, te sientas con la confianza de preguntarle al terapeuta y si él/ella no te ofrece el espacio para platicar después de tres o cuatro citas con tu hij@, es importante que lo pidas tú. Los padres tienen el derecho de saber lo que se ha trabajado con el niño/adolescente y saber cuál es su parte en este proceso. También es importante que se observe el papel de la escuela y con frecuencia es necesario que el terapeuta entre en contacto con esta (visitando la escuela o vía telefónica), esto acortará tiempos de proceso de terapia.
El trabajo de terapia con un niño/adolescente, es un trabajo en equipo, todos tienen algo que hacer, algo que modificar que le ayude al chico a aprender lo que le corresponde.
La DURACIÓN de un proceso de terapia es muy variable, pero en la mayoría de los casos no es mayor a tres o cuatro meses de terapias semanales y con frecuencia las ultimas quincenales.
¿EN CUANTO TIEMPO SE VE OBSERVAN CAMBIOS?
Con frecuencia los padres notan cambios desde la primer sesión y de forma más firme o duradera después de la tercer sesión. En ocasiones a lo largo del proceso pueden presentarse retrocesos que son esperables, pero estos no perduran, son parte de la adaptación que internamente hace el chico.
Los procesos de terapia infantil que duran más de seis meses y sin incluir a los padres y en ocasiones a la escuela no son la mejor opción.
Si el terapeuta está haciendo algo que te genera duda o desconfianza, te invito a preguntar, atrévete a investigar, finalmente es tu hijo quien está en ese proceso y seguramente tu eres parte importante en su crecimiento.