(SACADO DEL LIBRO DE LAS VIRTUDES HUMANAS Y SU EVALUACIÓN. David Isaacs)
Psic. Margarita S. Guerra Paredes.
OBEDIENCIA: Cuando yo hablo acerca de educar a los hijos en la obediencia con mucha frecuencia despierta en los padres una preocupación…” ¿voy a educar a un borreguito?” o “¿Cuándo va a aprender a discernir y tener juicio propio?”.
La obediencia es de la virtudes más complicadas que se pueda enseñar porque la verdadera obediencia no es por simpatía a quien manda o por miedo, es por reconocimiento de la autoridad que tiene quien manda. Y entonces con esta premisa podríamos como adultos comprender actitudes que la sociedad tiene pero también nos lleva a cuestionarnos como padres, pues no estamos dando el mensaje adecuado al querer vendernos como “compas” de nuestros hijos o como “verdugos”.
Es importante recalcar que la obediencia debe estar centrada en valores, pues el objetivo es que los niños aprendan a guiarse con base en valores y de esta manera siendo mayores generarán obediencia a sus propios valores y principios. No se exige obediencia ciega y sin sentido, la obediencia que corresponde aprender a los chicos esta en relación a los valores que los padres desean inculcar. Por ejemplo: Cuando una madre pide noche con noche que se recojan los juguetes que se usaron durante el día, está formando en la virtud del orden y la limpieza, cuando pide que ayuden en casa, en la generosidad y laboriosidad, etc.
En la medida que los padres tienen claridad de los valores que están formando cuando piden que se realice cierta tarea en la rutina, se sienten con más derecho de asumirse como autoridad y hacerse obedecer.
Es importante que de acuerdo a la edad del chico se les lleve a reflexionar acerca de las ventajas que obtuvieron de realizar la tarea pedida o de respetar las reglas, de esta manera estaremos ayudando a generar consciencia de la importancia de obedecer.
Algo que facilita la obediencia es:
– Ser constante en lo que se pide y en las consecuencias.
– Cumplir promesas y evitar amenazas.
– Ejercer la autoridad razonablemente. Es decir, no por capricho, no por arranques.
“… toda falta de unidad en la intención y en el obrar educativo mata los gérmenes de la obediencia”. Otto Dür (pag.320)
En México la obediencia es un valor de doble moral, en donde las personas se sienten con el derecho de violar ciertas reglas, pero se indignan si el vecino viola esas mismas reglas. Exigimos que la autoridad aplique todo el peso de la ley a quien viola las reglas, pero deseo que se haga una excepción si soy yo quien viola esas reglas.
¿Ya te revisaste cómo eres en la obediencia?
¿Qué le estas enseñando a tus hijos con tus actos?
¿Lo que haces es congruente con lo que dices?