MI HIJ@ SE QUIERE TATUAR!!!
Psic. Margarita S. Guerra Paredes.
Mi hijo estaba en sexto de primaria cuando un día llegó y me dijo “me quiero perforar la lengua”, por supuesto que me dio el saltapatrás, de inicio se lo prohibí y le di un sin fin de razones médicas, higiénicas, de posibles riesgos, del dolor, etc. Ante todas ellas mi hijo tenía un “hay mamá… no es para tanto”. Le pedí que me dejara pensarlo y platicarlo con su papá, después de cerca de dos semanas y la pregunta diaria de “¿Qué pensaron?, si voy a poder perforarme?”. Le dimos la resolución final:
Escuchó lo más importante para él, lo que él quería escuchar:
SI TIENES PERMISO.
Después le dimos varios requisitos que tenía que cubrir para poder hacer efectivo el permiso:
– Tienes que visitar a un médico general y a un odontólogo para que te diga las consecuencias médicas de tu decisión, los riesgos y como prevenirlos.
– Tienes que acompañar mínimo a tres de tus amigos para que veas cómo se hacen una perforación y acompañarlos en el proceso de los cuidados.
– Tienes que buscar dos o tres lugares que hagan perforaciones que tengan el permiso de salubridad y la experiencia para hacerte esa perforación.
– Y por último, el día que cumplas con estos requisitos, nos avisarás para acompañarte y si quieres que tus amigos también estén contigo, con gusto los llevamos.
Como todo adolescente, le pareció súper sencillo y accedió, él ya tenía el permiso y eso era lo más importante para él.
Pasaron cerca de dos años, para que lograra cumplir la mayoría de los requisitos y finalmente decidió que NO quería hacerlo.
A lo largo de dos años, vivió la infección de lengua de una de sus amigas que se perforó a escondidas y la lengua se le descamó, le cambio de color y tuvo un peregrinar de pesadilla, entrevisto a su dentista que le habló de los riesgos de que le lastimarán un nervio que pasa en esa zona, vio a un amigo desmayarse del susto-dolor de que lo iban a perforar, en fin… él vivió con los que eran importantes en su vida, varias experiencias que le ayudaron a pensar y no actuar por impulso (como hacen los adolescentes). Darle esas tareas le generó la tranquilidad de TENER EL PERMISO, pero también le ayudó a analizar y visualizarse en la situación.
Y si hubiera querido un tatutaje?
Se me ocurre que le hubiera pedido que visitara a un dermatólogo para que le dijera de los riesgos y del proceso para quitar un tatuaje. Le hubiera pedido que buscará lugares reconocidos para hacer el tatuaje, por higiene y por estética, también le hubiera pedido que tuviera claridad de las razones y/o significado al elegir su dibujo o letrero, en fin… creo que el punto es ayudarlos a pensar, enseñarlos a analizar y responsabilizarse de sus actos y de las consecuencias que éstos pueden tener en su vida.
Es importante que tengas la claridad de que puede cumplir con todos los requisitos y terminar haciéndose el tatuaje o la perforación, pero podrás tener la certeza de que fue por convicción y no por pertenecer a un grupo o por darte la contra y medir fuerzas contigo (rebeldía).
SUGERENCIAS:
– Una vez que plantees los requisitos procura no volver a sacar el tema.
– Si tiene una experiencia desagradable, no hagas comentarios del tipo “Ya ves, y tú que quieres hacerlo”.
– Respeta el acuerdo, si cumple con lo que le pides, te tocará aceptar que se ganó el tatuaje o perforación.