COMIDA “BUENA”, COMIDA “MALA”
Viernes de nutrición con Susy Arroyo
“Buena” o “mala”… estas son dos etiquetas bajo las que se suele clasificar a los diversos alimentos que están a nuestra disposición.
Pero…
“Buena” o “mala” son adjetivos de connotación MORAL, es decir, la traducción al etiquetar a los alimentos así es: “si comes comida BUENA, entonces y solo entonces eres una BUENA persona” y por el contrario: “si comes comida MALA, eso te convierte en una MALA persona”.
¿Se dan cuenta de la carga emocional tan fuerte y la CULPA tan grande que genera el que una persona se empeñe en catalogar a los alimentos en buenos y malos?
Yo lo tengo perfectamente comprobado con mis pacientes, cuando los estoy entrevistando y las metas que habíamos trazado no pudieron ser alcanzadas, muchos pacientes suelen expresar: “la verdad es que me PORTÉ MAL” o “PEQUÉ porque no debí de haber comido aquel día pastel”, “yo sé que no debí de haberlo hecho, estuvo MAL, pero no me pude resistir”.
La CULPA que existe detrás de estos relatos tiene un impacto muy fuerte en la psique del paciente y de su autoestima. El paciente experimenta una gran dosis de frustración por no haber sido lo suficientemente BUENO o BUENA, por haber fallado en sus elecciones y haber sucumbido ante lo que llaman “MALA COMIDA”.
Debes saber, estimado lector, que para la ciencia de la Nutriología, no existen comidas buenas o malas, dichas etiquetas han sido puestas por la sociedad, basándose en lo que unos cuantos u otros muchos CREEN o consideran que es mejor comer, más no en una razón científica.
Los alimentos no tienen moral, simplemente cumplen una función fisiológica: proveernos de energía esencial para nuestra supervivencia. Todos, sin excepción.
Uno de los principales peligros que yo he observado en los pacientes que tienen separados estos dos bandos de alimentos “buenos y malos”, es que tienen factores de riesgo importantes para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria y/o mala nutrición, que pueden incluir desde la desnutrición hasta la obesidad.
Esta catalogación moral, hace que las personas caigan en estilos de alimentación polarizados, abandonando por completo una de las funciones importantísimas de nuestra alimentación que es: sentir placer al comer o por el contrario abusar y comer en exceso “ya que lo prohibido es lo más deseado”.
Por eso no es buena idea prohibirle a tu hij@ que coma chocolates o frituras, lo único que provocaras es un alto deseo por comer aquello y, claro, esto viene acompañado de su respectiva dosis de culpa y sentimiento de fracaso, por no haber sido lo suficientemente BUENO, por no comer lo que le puede hacer sentir que es BUENO.
Es claro que existen alimentos con mayor valor nutrimental y biológico para nuestros cuerpos. Es adecuado procurar que nuestra alimentación incluya este tipo de alimentos que sabemos que van a representar un combustible eficaz para cumplir con nuestras tareas y mantenernos sanos.
Sin embargo, no caigamos en los extremos ni eliminemos a ciertos alimentos por completo de nuestra dieta sólo porque está de moda o porque es “malo”.
Como siempre he dicho, todos los excesos son malos, todos. Hasta el agua que nos es esencial, puede matarnos si se bebe en exceso y si NO la bebemos por unos días, también es fatal.
La moral en los alimentos no existe, existe la moderación.
Nutrióloga Susy Arroyo