MODERNIDAD, MATERNIDAD Y MIRADAS.
Psic. Consteladora Familiar DANITZA A. COVARRUBIAS.
En la actualidad habemos muchas -demasiadas quisiera decir- madres responsables de la economía del hogar, que sostienen los gastos de los hijos. En muchas ocasiones, sin el apoyo del padre, solas, enfrentando los retos de ser mamá y de ser proveedora, sostén, ama de casa, y mujer.
De por sí, vivimos en una sociedad en la que el sistema económico, político y social exige demasiado: la silueta perfecta, estar a la moda, con maquillaje y peinado además de la ropa y accesorios, tener la casa impecable, ser exitosa, y una mamá paciente, amorosa. Y de aquellas que tienen pareja, ser una excelente amante, mujer, esposa.
Y de pronto nos sentimos rebasadas por las exigencias, donde la silueta no se limita dentro de los estándares, donde el dinero no alcanza para estar vestido a la moda, donde los trabajos no son tan bien pagados y no nos alcanza el dinero, donde los niños lloran, y la casa rebosa de pendientes y de labores cíclicas sin fin.
En medio de todo esto, además, por si fuera poco, nos llama la “conciencia” con un sentimiento de culpa fatal por no estar tiempo de cantidad y calidad con nuestros hijos, y nos reprochamos no ser esa mujer perfecta que nos pintan en miles de programas de televisión, y en las películas. Nos vemos imperfectas, y que no logramos abarcar todas las tareas impuestas por esta sociedad. Algunas logran unas exigencias modernas, otras no. Diferentes mujeres logran diferentes exigencias. Pero no conozco a alguna que todas las lleve a la perfección, al menos no sin entrar en un estado de locura.
Pero somos, las que más nos juzgamos, criticamos, exigimos cumplir con esa “perfección”. Somos, las que al tener que viajar por un asunto laboral sentimos un terrible flechazo en el corazón al pensar en dejar a nuestros pequeños. Y que al regresar a casa y ver que el polvo se acumuló, y también la ropa a lavar, nos creemos poco suficientes.
Hacia donde miramos entonces cuando toda esta carga está encima de nosotros? Por que dudo que miremos a nuestros hijos, o que miremos a la mujer que desea ser feliz y desea gozar a sus crías.
Hacia dónde miramos entonces cuando no estamos satisfechas y malabareamos al cubrir todos estos roles? Hacia nuestros ancestros? Hacia la exigencia patriarcal? Hacia el “heroísmo” feminista? Hacia la exigencia del sistema?
Y si miráramos hacia otro lado? Hacia dónde sería? Hacia dónde miraríamos y qué exigencias permanecerían? Qué si miramos hacia delante? Qué si miráramos a nuestro lado? Qué si miramos a nuestra madre? Abuela? Qué si miramos a nuestra pareja? A nuestras amigas? Qué si miramos a nuestros hijos? A nuestros nietos? Qué si miramos hacia el fin de nuestra vida?
No pretendo dejar aquí respuestas, pues la respuesta está en el corazón de cada una. Más las preguntas son las que pueden llevarnos a reflexiones interesantes que nos hagan cambiar el rumbo de nuestro andar. O andarlo con mayor convicción y tranquilidad.
Y además de todo, Mirémonos, mujeres! Mirémonos maravillosas en este servicio a la vida y búsqueda personal!
«Pues, ¿hacia dónde debo girar?
Hacia la vida, la vida plena, ahora.»
Bert Hellinger.