Contacto… con tacto.

Hoy tenemos muchos elementos para evadirnos. La televisión, el internet con sus múltiples modalidades, la mas popular facebook para «conectarnos» virtualmente con personas. Y cuando estamos frente a frente? Otra historia se escribe. Es mas difícil decir que «nos gusta», que NO nos gusta o hacer comentarios en una plática.

La pantalla nos salva, nos protege de mostrar o de recibir sentimientos, emociones. Podemos mostrarnos y mirar desde un lugar protegido. Ya no confiamos, huimos de la posibilidad del conflicto, del roce, y con ello nos perdemos del encuentro. De mirarnos a los ojos. De aprender del otro, de relacionarnos y asombrarnos de la diferencia del que está enfrente de nosotros. Y así nos perdemos. Nos perdemos a nosotros mismos pues dejamos de nutrir el alma. Nos perdemos de encontrar humanidad, errores, luchas, como todos los vivimos. Nos perdemos de compartirnos y acompañarnos unos a otros. Y más ún cuando se trata de nuestros pequeños. El trajín de la rutina nos absorbe, y dejamos de darles algo que necesitan tanto: Nuestra mirada… Mirarles crecer, descubrir el mundo y descubrirse.

Atrevámonos!

A detenernos y mirar a nuestra pareja a sus ojos, redescubrirlo. Atrevámonos a sentarnos unos minutos para mirar a nuestros hijos. Lo mas seguro es que se sorprendan y se nos encimen para sentir el contacto del que tanto tienen hambre. Gocémonos en el contacto para después fluir en la separatividad que demandan nuestras actividades.

Contactemos con el otro, y contactemos con nosotros mismos. Tratémonos todos con tacto para que el contacto sea mas amable. Que el contacto sea… con tacto.