A LOS NIÑOS LES TOCA…

A los niños les toca el corazón cuando los padres les damos tiempo cobijos con piel, palabras del alma, oídos abiertos, juego compartido. Pero siempre estamos tan ocupados y preocupados por darles lo mejor y un mejor futuro que se nos olvida el presente. Se nos olvida darnos a nosotros mismos en abrazos, en mirada amorosa, en tiempo compartido. Y trabajamos tanto para ganar más dinero para darles más, lo mejor, que no nos quedan horas, ni minutos, ni energía…

Tras el olvido y junto con la preocupación viene la exigencia… La exigencia de que hagan todo bien, que estudien y saquen diez en materias q probablemente ni les gusten, ni les sirvan, ni les abonen a su ser. Exigencia de que sean ordenados, de que vayan a clases de todas las variedades… De comprarles lo que desean… Y se nos olvida lo esencial, lo que aun de adultos deseamos: Contacto! compartir humano, físico, espiritual, emocional…

Finalmente a los niños les toca ser niños y a nosotros disfrutar esa etapa que tan rápido se va y de pronto nos enfrenta el adolescente que nos pone en cara la cruda verdad: Nuestros niños se fueron para siempre!

Con esto no quiero decir que olvidemos lo demás, sólo es un pequeño recordatorio de que, además del orden, existe el amor, y además del amor, existe el orden. Ambos deben estar acompañados para un florecimiento de la relación. Deben de ser como las piernas que intercambiamos para avanzar. Así, balanceada y equilibradamente nos llevan hacia un destino. Así el amor y el orden, acompañados en el vavién de la vida.

Que en estas vacaciones podamos de verdad contactar con nuestros hijos y tocarles el corazón!

«Pues, ¿hacia dónde me debo girar? Hacia la vida, la vida plena ahora».

Bert Hellinger.