¿AUTOSABOTAJE? ¿Yo?… ¡Claro que no!
Me he estado preguntando respecto al auto sabotaje: ¿Será verdad que yo me evito avanzar?, ¿Es por mí, que no consigo llegar a donde quiero? ¿Tengo algo que ver en el hecho de que mis relaciones no funcionen como me gustaría?
Y mi respuesta inmediata es ¡No, claro que no!, y puedo entonces decir: “Bueno pasemos a otra cosa”, sin detenerme realmente hasta encontrar la respuesta y poder modificar mi actitud frente a lo que deseo en mi vida.
Mil explicaciones y razones para no dar en la vida el siguiente paso, justificaciones las tenemos todas:
-“Porque es tarde”.
-“Porque no me conviene”.
-“Porque no voy a poder con lo que sigue”.
Y sobre todo: “Nada ocurre como yo quiero”.
Y así podríamos seguir hasta no terminar con las frases que nos validan para no llegar a donde nos encantaría estar, transformándonos en el peor consejero. Poniendo los límites antes de que realmente aparezcan. Evitando arriesgarnos a ser, hacer o tener algunos de los logros que tanto deseamos.
Y lo peor del caso no es el auto sabotaje sino ese punto ciego en la percepción que nos impide mirar que lo esta haciendo y tal vez hasta podemos pensar que eso que queremos no está hecho para nosotros o que es un anhelo inalcanzable.
Es por eso que nos va bien preguntarnos de vez en cuando ¿Cuántas cosas he anhelado de mí, sin que las consiga? Y comenzar la lista, en la medida que ésta vaya creciendo podemos reconocer la manera en que impedimos que nuestros sueños se hagan realidad.
Pero… -puede gritar la voz interna-, de verdad que lo intenté y no lo conseguí.
Y aún ante esta aparente respuesta lógica cuestionarnos: ¿Podría ser que estoy deseando lo imposible? Porque obviamente esa es otra manera de auto sabotearnos. Especialmente cuando deseamos de los demás, que los otros tengan para nosotros, para otros o para su vida, actitudes, proyectos o sueños que a nosotros nos gustaría. Y aun cuando sean de beneficio, es importante entender que puedo desear lo que sea para la vida de los demás, pero sigue siendo su vida y es el otro quien decide.
Otra manera es cuando hay algo que queremos:
¿Para nuestra vida?… SI
¿Me conviene?… SI.
¿Es posible?… SI.
¿Puedo hacerlo?… SI
¿Y entonces por qué no sucede?
Tal vez no estoy dirigiéndome hacía donde está lo que quiero.
Tal vez porque espero que ocurra con una “varita mágica”.
Tal vez, tal vez, tal vez.
Hoy es el día para revisar: ¿Lo que quiero, lo quiero de mí y para mí?, ¿Me dirijo hacía donde está eso que quiero o camino en sentido contrario? ¿Estoy dando el tiempo suficiente para que ocurra?
Te propongo que esa sea nuestra tarea, miremos si de verdad hacemos lo necesario para que la vida personal sea como deseamos y merecemos.