OBESIDAD vs DESNUTRICIÓN en nuestros niños preescolares
Tanto la obesidad como la desnutrición son enfermedades que han estado aquejando a nuestra sociedad, pero cada vez afectan más a un grupo muy vulnerable: los niños en etapa preescolar.
En el pasado, un niño obeso era sinónimo de un niño sano, que tenía más probabilidades de sobrevivir a los rigores de un ambiente de mala nutrición e infección. Actualmente, el exceso de grasa corporal en los niños se ha convertido en un problema de salud primario, no sólo en los países desarrollados sino en todo el mundo.
La gravedad de la obesidad no solamente radica en su elevada prevalencia, sino en su relación con otras alteraciones metabólicas y enfermedades. En los niños se ha asociado a complicaciones específicas como: baja autoestima, desórdenes depresivos, apnea del sueño, esteatohepatitis, hipertensión, ateroesclerosis y diabetes mellitus tipo 2. Con el paso del tiempo la mayoría de niños con obesidad se convertirán en adultos obesos, con una expectativa de vida menor y mayores tasas de morbi-mortalidad.
El incremento en el uso recreacional de videojuegos, computadora, internet y televisión ha conducido a significativas reducciones en el gasto de energía de los niños. Aunado a esto, cambios en el estilo de vida occidental han favorecido la ingesta de alimentos agradables al paladar, ricos en energía y servidos en grandes porciones, dando origen a la generación del “super tamaño”.
Por su parte, la desnutrición infantil parecería ser un problema del pasado y lejano, pero sigue más vigente y cercano que nunca. Según la UNICEF, tres cuartas partes de los niños del mundo que mueren debido a causas relacionadas con la desnutrición son niños a quienes los expertos en nutrición califican de leve a moderadamente desnutridos y que parecería que aparentemente no muestran signos o síntomas de problemas.
Los niños desnutridos tienen una mayor tendencia a morir como consecuencia de las enfermedades comunes de la niñez, a diferencia de quienes reciben una nutrición adecuada. Y las investigaciones demuestran que existe una relación entre la desnutrición a edad temprana —incluso durante el período de crecimiento del feto— y el posterior desarrollo de enfermedades crónicas, como las enfermedades coronarias, la diabetes y la alta presión arterial. Esto representa un motivo de preocupación adicional en aquellos países donde la desnutrición todavía se presenta, entre ellos México.
Debido a que durante la segunda infancia (de los 2-10 años) es cuando comienzan a presentarse los principales problemas alimentarios como obesidad y desnutrición, precisamente por esto, es muy importante que se intervenga de manera adecuada en esta etapa, para disminuir este potencial daño a la salud.
Como podemos darnos cuenta, el apoyo de la familia es imprescindible y requiere de terapias de comportamiento y enseñanza nutricional que proporcione ayuda a padres e hijos para alcanzar las metas de dieta, ejercicios y cambios en el estilo de vida.
Proponemos actuar de manera PREVENTIVA en la etapa preescolar, misma en la que se desarrollan la mayoría de los hábitos y costumbres alimentarias que mantendrá por gran parte de su edad adulta.
Papá, mamá, se parte de la solución de estos problemas que aquejan a nuestros niños preescolares, busca ayuda con profesionales, infórmate y no dejes que tu niño o niña pase a formar parte de estas desafortunadas estadísticas.
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Nutrióloga Susy Arroyo