LA REBELDÍA Y LOS NIÑOS.
Psic. Margarita S.Guerra P.
Es indudable que hay niños complicados, unos son más rebeldes que otros y es muy pesado estar tratando con un niño que a las primeras de cambio tiene como respuesta un NO o te pregunta, porque?…para qué? Y otras formas de postergar o negarse a hacer lo que le corresponde, sin contar las conductas de reto, en las que tú puedes decirle que por lo que hizo un día antes no tiene permitido ni asomarse a la calle y te voltea a ver y se acerca de forma suave y sutil, pero sin quitar sus ojos de los tuyos mientras se acerca a la ventana o a la puerta y eso termina haciendo que todo tu cuerpo se erice.
El niño rebelde es el niño que cuestiona todo (lo que no le conviene) y se opone por sistema a lo que le piden que haga.
QUE DICE LA REBELDÍA DE TU HIJ@?
Pues habla de que es inteligente, perseverante, tenaz y observador. Necesita todas estas habilidades para darse cuenta de que tú con mucha frecuencia eres cambiante y le “pasas” más de una advertencia o consecuencia sin cumplirla. Necesita ser muy observador para darse cuenta cuando hablas con firmeza y cumplirás lo que dices y cuando es muuuy probable que cedas a sus cuestionamientos. Saben leer a la perfección tu tono de voz, tu mirada, tu nerviosismo por no saber con qué amenazarlo o que consecuencia poner. Todo lo anterior no significa que no debes hacer nada para cambiar estas actitudes. Es decir, es bueno que tenga todas esas habilidades, pero tu trabajo es hacer que las use de forma que lastime la relación entre ustedes.
DICEN QUE LA REBELDÍA ES PARTE DE SU ETAPA DE CRECIMIENTO… ES VERDAD?
Hay dos etapas en los que la rebeldía es un sello distintivo, una es en los tremendos dos años y la otra es en la adolescencia. En estas etapas los niños buscan definir quiénes son, que les gusta, lo que pueden lograr, cómo lo pueden lograr y más cuestionamientos que los van a fortalecer para ser adultos seguros. De ahí la importancia de que los adultos que acompañan a estos niñ@s, sepan lidiar con esta rebeldía y logren distinguir, cuando negociar y cuando no. Porque no se trata de imponer siempre una decisión y forzar SIEMPRE a que la realice y que sólo la palabra de los padres se escuche. En estas etapas es común que se dé la rebeldía, pero también te puedo decir, que el manejo que tú le des, ayudará a que esta etapa sea corta o a que se alargue y se junte con la adolescencia y llegue a la edad adulta.
QUE CONDUCTAS DE LOS ADULTOS HACEN QUE ESTA ETAPA SE PROLONGUE?
Número uno… Cuando no hay reglas claras, consecuencias claras y constancia al hacerlas cumplir. El niño buscará formas de hacer su voluntad y esta situación le ofrece una gran ventana/puerta para pasar constantemente y saber que puede lograr pasar por encima de la autoridad, situación que intentará repetir fuera de casa y que le generará problemas escolares y de socialización, ya que buscará romper las reglas de juego también.
Número dos… Desacuerdos entre los padres. Con frecuencia uno de ellos dice la consecuencia y el otro anula lo que haya dicho el primero. De esta forma el niño aprende que la autoridad no es confiable y que solo tiene que buscar y encontrará maneras de librarse de responsabilidades o de consecuencias.
Número tres… Cuando las reglas y las consecuencias son inadecuadas a la edad del niño o son rígidas, duras y/o absurdas. El niño buscará la manera de librarse de la situación que en su juicio es injusta y entonces buscará negociar o buscará mentir para hacer como que cumple y hacer lo que en realidad quiere.
QUE HACER?
Como número uno, REGLAS Y CONSECUENCIAS, es importante que tengas claro las tres conductas más conflictivas para ti como padre (le pega a sus hermanos, no quiere hacer tarea, no ayuda en casa, no quiere bañarse, dice groserías, no quiere recoger su cuarto, etc.) y después de tener claras las tres conductas, piensa en las consecuencias. Háblalo con tu hijo y dile cual es el plan y el objetivo.
Permítele NEGOCIAR, negociar no te hace un mal padre, siempre y cuando no sea SIEMPRE y PARA TODO. Es decir si el día de hoy no recogió su cuarto y la regla es que no tiene permiso el viernes para ir con amigos, pero este viernes por ser vacaciones viene su amigo de toda la vida que se fue a vivir a Guanajuato, pues puedes NEGOCIAR, tu como mamá puedes permitirle ir de visita con su amigo si tu hijo te ofrece algo a cambio… lavar tu carro, regar plantas, recoger su cuarto y el de su hermana, etc. Es decir, negociar no es pasar por alto la conducta, es hacer un intercambio de consecuencias en situación extraordinarias. Negociar no te hace perder autoridad, le enseña a tu hijo a emplear su inteligencia de forma adecuada.
DISCO RAYADO, esta técnica te permitirá romper con esa inercia que tal vez tenga tu hijo, de preguntar “pero porque?… y si…. No es justo… ándale…” Explícale a tu hij@ una vez lo que debe hacer y la razón por la que debe hacerlo. En seguida, pídele que te explique que es lo que va a hacer y la razón por la que lo va a hacer. Una vez que tienes claro que LO tiene claro, no vuelvas a darle una explicación, tu tarea será repetir como disco rayado lo mismo. Ejemplo: “Hijo te encargo que recojas los juguetes del cuarto de tu hermana, jugaste ahí y sacaste varios de tu hermana” Es probable que diga: “Porque???… no son míos”. Respuesta: Porque tú los usaste. (Acércate a donde este tu hijo y pídele que te repita lo que va a hacer y la razón. Y después, solo mantente cerca de él y frente a cada cuestionamiento le dices “Recoge los juguetes”, es importante que lo hagas viéndolo a los ojos y sin retirarte hasta que realice la acción.
CORRIGE LAS FORMAS, con frecuencia no es problema lo que dice, sino cómo lo dice, su tono de desafío, de reto, generan en muchos adultos una reacción que no favorece la comunicación. Es importante que le digas frases como: “Si me lo dices con otra actitud (tono), lo podemos platicar… Revisa tu tono de voz y cámbialo, así no te entiendo… Si me lo dices así me siento retado o desafiado, cámbialo y platicamos”. O también puedes repetir la misma frase que tu hijo dijo, pero con la entonación que tú necesitas. Estas actividades le ayudan a los chicos a hacerse conscientes de lo que están haciendo y lo que están generando en su medio ambiente, de manera que lo puedan modificar más fácilmente.
No olvides… observarte, le ayudará a tu hijo a observarse.